María Sánchez emigró al área de Chicago desde México hace unos 30 años. Ahora, a sus 87, sigue viviendo en Estados Unidos sin papeles. Como muchos inmigrantes de larga data, ha trabajado —y pagado impuestos, incluyendo para Medicare— durante todo ese tiempo.

Pero Sánchez nunca tuvo seguro médico, y cuando cumplió 65, no pudo inscribirse en Medicare. Nunca ha tenido atención preventiva ni exámenes. No ha tenido chequeos físicos, ni mediciones de colesterol, ni mamografías.

“Nada, nada, nada”, dijo.

Cuando enfermaba, tardaba en buscar atención médica hasta que estaba tan mal que fue hospitalizada dos veces por neumonía. Finalmente, el año pasado obtuvo cobertura a través de un programa pionero en Illinois para personas mayores indocumentadas que entró en vigencia en diciembre de 2020.

Estados liderados por demócratas, como Illinois, están abriendo cada vez más programas de seguros públicos a inmigrantes sin papeles. Una docena ya cubría a niños; aún más proporcionaban cobertura prenatal. Pero ahora,  están cubriendo a adultos que viven en el país sin autorización, y algunos están ampliando la cobertura para personas mayores, que son más costosos y representan un desafío político mayor que los niños.

Estas expansiones reconocen los costos que estos pacientes pueden imponer sobre los hospitales. Pero estas políticas están bajo dura crítica del ex presidente Donald Trump y otros republicanos, quienes buscan presentar a su oponente, la vicepresidenta Kamala Harris, como la cara de políticas de inmigración irresponsables.

Los republicanos señalan la expansión de la cobertura de Medi-Cal en el estado natal de Harris, California, a inmigrantes de todas las edades independientemente de su estatus legal, argumentando que esto afecta a los ciudadanos estadounidenses.

Es una queja frecuente de Trump. “Ella va por ahí diciendo, ‘Oh, Trump va a hacer cosas malas con la Seguridad Social’”, dijo sobre Harris en una conferencia de prensa el 13 de septiembre. “No, ella va a hacerlo porque está poniendo a estos inmigrantes ilegales en la Seguridad Social, en Medicare, y va a destruir esos programas, y la gente tendrá que pagar”.

La elección de Harris del gobernador de Minnesota, Tim Walz, como compañero de fórmula ha añadido combustible a los ataques republicanos en la intersección de la inmigración y la política de salud.

Con la esperanza de presentar a la candidata demócrata presidencial Kamala Harris como extrema en inmigración, el ex presidente Trump y sus partidarios han dicho que ella quería otorgar beneficios de salud gratuitos, pagados por los contribuyentes, a inmigrantes en el país sin permiso legal. Pero esta declaración omite detalles clave.

Bajo una ley firmada por Walz, los inmigrantes que viven sin documentos en Minnesota podrán obtener cobertura de salud a partir del próximo año a través del programa MinnesotaCare del estado para personas de bajos ingresos que no son elegibles para Medicaid.

El tema es de gran interés para algunos estadounidenses. En un foro en Las Vegas el 10 de octubre, una integrante del público identificada por Univision como Ivett Castillo le preguntó a Harris qué haría su administración respecto a la atención médica para personas como su madre, quien había emigrado de México sin autorización muchos años atrás, trabajado toda su vida ahasta su muerte este año sin haber recibido “el tipo de atención y servicio que necesitaba o merecía”.

“¿Cuáles son sus planes, o tienen planes, para apoyar a ese subgrupo de inmigrantes que han estado aquí toda su vida, o la mayoría de ellos, y tienen que vivir y morir en las sombras?”, preguntó Castillo.

Harris mencionó su apoyo anterior a un camino a la ciudadanía para residentes sin papeles, y a un proyecto de ley bipartidista de seguridad fronteriza que los republicanos del Senado bloquearon a principios de este año por insistencia de Trump.

“Este es un ejemplo de que hay personas reales que sufren debido a la incapacidad de anteponer soluciones a la política”, dijo Harris.

Incluso sin estas políticas, los inmigrantes pueden recibir atención primaria gratuita o económica en clínicas comunitarias en todo el país, asumiendo que saben que es una opción y se sienten seguros en las instalaciones.

Pero la atención primaria no puede cubrir todas las necesidades médicas, especialmente a medida que las personas envejecen y desarrollan problemas de salud y enfermedades crónicas más complejas. Así que los inmigrantes suelen depender de la atención caritativa, endeudarse o, como Sánchez, evadir al doctor. Algunos incluso regresan a sus países de origen para recibir atención.

Illinois, donde Sánchez obtuvo cobertura, fue pionero en la extensión de cobertura de seguros a migrantes no autorizados. Ahora, seis estados y el Distrito de Columbia —todos liderados por demócratas— cubren al menos a algunos inmigrantes mayores de bajos ingresos bajo Medicaid o exenciones de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA).

Minnesota se convertirá en el séptimo el próximo año. Para estas expansiones se utilizan fondos estatales, ya que los fondos federales generalmente no pueden cubrir a personas sin estatus legal.

Queda por ver si más estados seguirán esta tendencia y cuán rápido, y si Trump gana la Casa Blanca, es probable que su administración intente frenar esta tendencia, dado que ha prometido deportaciones masivas.

La cobertura para todos los inmigrantes sigue siendo una propuesta difícil tanto económica como políticamente, y la población no ciudadana no puede agradecer votando. Las iniciativas de salud para inmigrantes en varios otros estados han fracasado o se han reducido.

Maryland, por ejemplo, decidió abrir su mercado del Obamacare a personas que viven en el estado sin autorización a partir de 2026, pero sin subsidios de los contribuyentes para sus primas.

Aun así, hay suficiente actividad en los estados para que defensores de la salud de los inmigrantes crean que algo ha cambiado. La gravedad de la pandemia y su impacto desigual ayudaron a generar el apoyo para cubrir a inmigrantes mayores, dijo Lee Che Leong, defensora principal de políticas en Northwest Health Law Advocates en el estado de Washington.

“La gente está mirando a su alrededor y se da cuenta de que nuestra salud está interconectada, tanto global como localmente”, dijo Leong. “La pandemia realmente mostró eso, cuando miras las disparidades en quién se contagió de covid, quién estuvo expuesto a covid y quién murió por covid”.

Durante mucho tiempo, el acceso a la atención médica en el país ha sido un obstáculo para los inmigrantes, incluso aquellos que tienen papeles. Las personas con tarjetas de residencia deben esperar cinco años para obtener cobertura bajo Medicaid u otros programas de salud del gobierno. Algunos personas mayores con residencia tienen que pagar primas adicionales para Medicare Parte A —la parte que cubre la atención hospitalaria— si no han trabajado al menos 10 años en Estados Unidos.

Los nuevos programas de salud estatales cierran estas brechas, dijo Shelby Gonzales, vicepresidenta de política de inmigración en el Center on Budget and Policy Priorities.

En julio, el estado de Washington comenzó a cubrir a inmigrantes de bajos ingresos en un programa similar a Medicaid llamado Apple Health Expansion, utilizando una exención federal.

La inscripción es limitada y el programa se llenó rápidamente, pero se reservaron algunos lugares para personas de 65 años o más, dijo Leong. A principios de este año, el estado abrió su mercado de Obamacare a inmigrantes que viven en los EE. UU. sin autorización.

Oregon y Colorado ahora también ofrecen alguna cobertura a personas en sus estados que carecen de estatus legal, aunque el programa de Colorado no atrajo a muchos inmigrantes mayores, según datos presentados hace poco al comité de supervisión del mercado de ACA.

Nueva York ha cubierto a niños inmigrantes sin documentos durante años, y el programa de Medicaid del estado se abrió en enero para todos los inmigrantes adultos independientemente de su estatus. Aproximadamente 25,000 personas se inscribieron en los primeros cuatro meses, según el director de Medicaid de Nueva York, Amir Bassiri.

De vuelta en Illinois, María Sánchez dijo que su nueva cobertura ha cambiado su vida, y posiblemente le ha salvado la vida. Sus episodios de neumonía fueron graves, en parte porque retrasó la atención. Después de su segunda hospitalización, necesitó atención cardíaca de seguimiento. El hospital no le cobró por su estadía.

Pero ahora, con su “tarjeta médica”, puede ver a un médico. Su condición cardíaca está bajo control. Ha visto a un dentista. Va a tener una operación de cataratas. “Con mi tarjeta médica, tengo paz mental”, dijo Sánchez.

llinois ha agregado gradualmente cobertura para otros grupos de edad; en el verano de 2022, redujo la elegibilidad a los 42 años. Eso significa que inmigrantes como Gaby Piceno, de 45, pueden envejecer de manera más saludable.

“Ya no tengo que preocuparme”, dijo, refiriéndose no solo a sí misma, sino a su familia.

Pero la expansión de la cobertura ha costado más de lo proyectado en Illinois. Personas como Sánchez y Piceno, ya inscritas, siguen cubiertas, pero este año se frenó la nueva inscripción. Se inscribieron más personas de lo esperado, y muchas continuaron buscando atención en salas de emergencia de hospitales más costosos en lugar de en consultorios médicos, dijo la comisionada interina de seguros del estado, Ann Gillespie, quien era senadora estatal en Illinois cuando se estableció el programa.

El estado ahora está transfiriendo a los inmigrantes cubiertos a planes de atención administrada de Medicaid, con la esperanza de reducir el costo con el tiempo.



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