El triunfo electoral del ex presidente Donald Trump y su regreso a la Casa Blanca probablemente traerán cambios que reducirían los programas nacionales de salud públicos, aumentando la tasa de personas sin seguro e imponiendo nuevas barreras al aborto y otros servicios de salud reproductiva.

Las repercusiones se sentirán mucho más allá de Washington, DC, e incluso podrían erosionar las protecciones al consumidor de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA), imponer requisitos de trabajo para Medicaid, recortar fondos para la red de seguridad, y desafiar a las agencias federales que protegen la salud pública.

Las restricciones al aborto podrían endurecerse a nivel nacional, con un posible esfuerzo para restringir el envío por correo de medicamentos abortivos.

Con la inclusión de Robert F. Kennedy Jr., líder del movimiento anti vacunas, en el círculo de asesores de Trump, intervenciones de salud pública con respaldo científico riguroso —como la fluoración del agua potable o la vacunación infantil— podrían también estar en la mira.

Trump derrotó a la vicepresidenta Kamala Harris con 277 votos del Colegio Electoral, según declaró la agencia de noticias Associated Press (AP) a las 5:34 am ET del miércoles 6. Obtuvo el 51% del voto a nivel nacional, en comparación con el 47.5 % de Harris, según las proyecciones de AP.

La victoria de Trump dará una plataforma mucho más amplia a los escépticos y críticos de los programas y acciones de salud federales. En el peor de los casos, las autoridades de salud pública temen que el país podría ver aumentos en enfermedades prevenibles, un debilitamiento de la confianza pública en la ciencia, y la adopción de políticas basadas en ideas desacreditadas, como el supuesto vínculo entre vacunas y autismo.

Trump declaró en una entrevista con NBC News el 3 de noviembre que “tomaría una decisión” sobre la prohibición de algunas vacunas, diciendo que consultaría con Kennedy, calificándolo como “un tipo muy talentoso”.

Aunque Trump ha dicho que no intentará nuevamente derogar ACA, su administración enfrentará una decisión inmediata el próximo año sobre si respaldar una extensión de los subsidios para las primas mejorados para los planes de seguro del Obamacare. Sin estos subsidios, se proyectan aumentos pronunciados de las primas que reducirían la inscripción. La tasa actual de personas sin seguro, de aproximadamente un 8%, casi con seguridad aumentaría.

Los detalles de sus políticas aún no han avanzado mucho más allá de los “conceptos de un plan” que Trump mencionó durante su debate con Harris, aunque el vicepresidente electo JD Vance dijo que la administración buscaría inyectar más competencia en los mercados de ACA.

Se proyecta que los republicanos obtendrán una mayoría en el Senado, además de la Casa Blanca, mientras que el control de la Cámara de Representantes aún no se había resuelto al miércoles temprano.

Las encuestas muestran que ACA ha ganado apoyo entre el público, incluidas disposiciones como las protecciones para condiciones preexistentes y la posibilidad de que los jóvenes permanezcan en los planes de salud familiars hasta los 26 años.

Los seguidores de Trump y otros que han trabajado en su administración dicen que el ex presidente quiere mejorar la ley de manera que reduzca los costos. Señalan que ya ha demostrado ser firme en cuanto a reducir los altos precios de la atención médica, aludiendo a esfuerzos durante su presidencia para promover la transparencia de precios en los costos médicos.

“En cuanto a asequibilidad, lo veo construyendo sobre el primer mandato”, dijo Brian Blase, quien se desempeñó como asesor de salud de Trump de 2017 a 2019. En comparación con una administración demócrata, dijo, habrá “mucho más enfoque” en “minimizar el fraude y el despilfarro”.

Los esfuerzos para debilitar ACA podrían incluir recortes de fondos para la promoción de inscripciones, permitir a los consumidores comprar más planes de salud que no cumplan con las protecciones al consumidor, y permitir a las aseguradoras cobrar primas más altas a las personas con enfermedades.

Los demócratas dicen que esperan lo peor.

“Sabemos cuál es su agenda”, dijo Leslie Dach, presidente ejecutivo de Protect Our Care, una organización de políticas y defensa de la atención médica en Washington, DC. Dach trabajó en la administración Obama ayudando a implementar ACA. “Van a aumentar los costos para millones de estadounidenses y les quitarán cobertura a millones, y, mientras tanto, darán exenciones fiscales a los ricos”.

Theo Merkel, director de la Private Health Reform Initiative en el Instituto Paragon de Salud, de orientación conservadora y dirigido por Blase, dijo que los subsidios mejorados de ACA, que se extendieron bajo la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) en 2022 no mejoran los planes ni reducen las primas. Dijo que solo ocultan el bajo valor de los planes con mayores subsidios gubernamentales.

Otros partidarios de Trump dicen que el presidente electo podría apoyar la preservación de la autoridad de Medicare para negociar precios de medicamentos, otra disposición de la IRA.

Trump ha defendido la reducción de los precios de los medicamentos y, en 2020, promovió un modelo de prueba que habría vinculado los precios de algunos medicamentos en Medicare a costos más bajos en el extranjero, dijo Merkel, quien trabajó en la primera Casa Blanca de Trump. La industria farmacéutica demandó con éxito para bloquear el programa.

Dentro del círculo de Trump, algunos nombres ya han sido mencionados como posibles líderes para el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Estos incluyen al ex gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, y Seema Verma, quien dirigió los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) durante su administración.

Kennedy, quien suspendió su campaña presidencial independiente y respaldó a Trump, ha dicho a sus seguidores que Trump le prometió el control del HHS. Trump dijo públicamente antes del día de las elecciones que le daría a Kennedy un papel importante en su administración, aunque podría tener dificultades para obtener la confirmación del Senado para un puesto en el gabinete.

Mientras que Trump ha prometido proteger a Medicare y ha dicho que apoya la financiación de beneficios para el cuidado en el hogar, ha sido menos específico sobre sus intenciones para Medicaid, que brinda cobertura a personas de bajos ingresos y con discapacidades. Algunos analistas de salud esperan que el programa sea especialmente vulnerable a recortes de gastos, lo que podría ayudar a financiar la extensión de exenciones fiscales que expiran a fines del próximo año.

Los posibles cambios incluyen la imposición de requisitos de trabajo a los beneficiarios en algunos estados. La administración y los republicanos en el Congreso también podrían intentar cambiar la forma en que se financia Medicaid. Actualmente, el gobierno federal paga a los estados un porcentaje variable de los costos del programa. Los conservadores han buscado durante mucho tiempo poner un límite a las asignaciones federales a los estados, lo que según los críticos llevaría a recortes drásticos.

“Medicaid será un gran objetivo en una administración Trump”, dijo Larry Levitt, vicepresidente ejecutivo de políticas de salud en KFF, una organización sin fines de lucro de información sobre salud que incluye a KFF Health News.

Es menos claro el futuro potencial de los derechos de salud reproductiva.

Trump ha dicho que las decisiones sobre las restricciones al aborto deben dejarse a los estados. Trece estados prohíben el aborto con pocas excepciones, mientras que otros 28 restringen el procedimiento según la duración gestacional, según el Instituto Guttmacher, una organización de investigación y políticas centrada en el avance de los derechos reproductivos. Antes de las elecciones, Trump dijo que no firmaría una prohibición nacional del aborto.

Medidas estatales para proteger los derechos al aborto fueron adoptadas en cuatro estados, incluido Missouri, donde Trump ganó por aproximadamente 18 puntos, según informes preliminares de AP. Los votantes en Florida y Dakota del Sur rechazaron medidas a favor del derecho al aborto.

Trump podría actuar para restringir el acceso a medicamentos abortivos, utilizados en más de la mitad de los abortos, ya sea retirando la autorización de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) para los medicamentos o aplicando una ley del siglo XIX, la Ley Comstock, que los opositores al aborto dicen que prohíbe su envío. Trump ha dicho que, en general, no usaría la ley para prohibir el envío de medicamentos por correo.





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